La publicidad manda a consumir y la economía lo prohibe. Las ordenes de consumo, obligatorias para todos pero imposible para la mayoría, se traduce en invitaciones al delito. La paginas policiales de los diarios enseñan mas sobre las contradicciones de nuestros tiempos que las paginas de información política y economía. Este mundo, ofrece el banquete a todos y cierra la puerta en las narices a tantos es, al mismo tiempo, igualador y desigual: igualador en las ideas y en las costumbres que impone, y desigual en las oportunidades que brindan